sexta-feira, 25 de novembro de 2011

LOS MENSAJEROS DEL DIABLO (Parte 02)

Las palabras tienen un poder extraordinario en la vida de las personas, y tanto es utilizada por los hombres y mujeres de Dios para el beneficio, como también es utilizada por Satanás para el mal de aquellos que no tienen una fe firme en la palabra de Dios. 

Los sabios guardan la sabiduría; Mas la boca del necio es calamidad cercana. (Proverbios 10;14)

Yo me acuerdo en ese momento del profeta Elías, el hombre tuvo un valor enorme en retar a los profetas de baal en el monte Carmelo, y una fe sobrenatural en creer que Dios haría caer fuego del cielo para demostrar delante del pueblo que solo había un Dios. Y el Señor se manifestó de una manera grandiosa haciendo caer fuego del cielo, luego va Elías y mata a más de 450 profetas de baal, sin miedo alguno. Veamos cual fue la actitud del diablo para intentar destruir a Elías. 



Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías
UN MENSAJERO, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. (1 Reyes 19;01-02)


Es interesante que Jezabel (que representa aquí el diablo) tenía a su disposición todo un ejército pero, en vez de mandar a alguien para matar a Elías, ella le envía UN MENSAJERO.

Aquel hombre que oró a Dios y fue respondido con fuego, aquel hombre que sin miedo enfrentó a los 450 profetas de baal y los mató a todos, estaba ahora siendo amenazado por una mujer. No que esté yo desmereciendo a las mujeres pero, no tiene comparación en este caso. Satanás sabía que no podía nada contra Elías pero aun así envió su mensajero.

Pero ¿Cuál fue la reacción de Elías al recibir aquél MENSAJE? ¿Se burló del mensajero? ¿Clamó a Dios para que lo defendiera de aquella mujer? ¡¡¡No!!!

Veamos lo que dice las escrituras sobre la reacción de Elías:

Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Señor, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. (1 Reyes 19;3-4)

¡¡¡¡¡¡¡ES EL COLMO!!!!!!! Es muy difícil de entender esa actitud de Elías delante de aquella tan insignificante “amenaza”. El hombre hasta la muerte deseó, y eso a pocas horas de haber visto a Dios manifestarse de una manera sobrenatural.

Desafortunadamente no son pocos los que han reaccionado de esa manera delante de sus problemas.

Y eso ¿Por qué?

¡Porque se han dejado intimidar por los mensajeros de Satanás!

El diablo aun sabiendo que es un derrotado, siempre trabajó y sigue trabajando de esa manera, amenazando, criticando, acusando y usando la mentira que es lo único que él tiene, para intimidar a aquellos que son de Dios.

Si Dios me dice que soy un vencedor, yo tengo que creer y hacer caso a su palabra que es pura verdad, y no a la mentira del diablo que dice: “No eres capaz, no vas a lograr, es imposible, tú nunca vas a poder, tú vas a fracasar, fulano es mejor que tú, te irás mal, te voy a destruir y etc.”

Tenemos que hacer caso a lo que Dios ha dicho en su palabra, en las promesas que Él nos ha hecho. No deje que nada ni nadie le distraiga con palabras de derrota. Vemos que estos mensajeros del diablo solo aparecen cuando estamos esperando el cumplimiento de una promesa de Dios, cuando estamos tranquilos confiando que Dios es fiel y va a cumplir todo lo que prometió en su palabra. Todo para desviar nuestra atención de las promesas que Dios nos ha hecho.

Esos días escuché un hombre de Dios decir: “¡No importa lo que los otros digan, lo que importa es lo que Dios diga!”

Ese debe ser el pensamiento de aquellos que de verdad creen en lo que dice las sagradas escrituras. La última palabra es de Dios.

El Señor de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado. (Isaías 14;24)


Que Dios me los bendiga de una manera grandiosa. Ese estudio continua, mejor vamos por partes. Un fuerte abrazo a todos.

Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. (Proverbios 4;20-25) 

Pastor Daniel De Sousa

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