quarta-feira, 3 de agosto de 2011

Consecuencias fisicas y emocionales de la ira

La ira es una emoción poderosa que puede afectar la salud de muchas maneras. En su libro None of These Diseases, su autor el Dr. McMillan cita más de 50 enfermedades que se contraen debido a las emociones. El explica en dicho libro, cómo daña a una persona el odio hacia otra , y cómo le acompaña el resentimiento donde quiera que va. McMillan cita en dicho libro el caso de un hombre a quien la ira le causó una gran contracción de los vasos sanguíneos, que le provocó la muerte instantáneamente.
La ira puede producir hipertensión o causar desde dolores de cabeza hasta un derrame cerebral o una trombosis de la coronaria (ataque al corazón). El sistema gastrointestinal se afecta y la persona puede experimentar dificultades para tragar, náuseas o vómitos, úlceras gástricas, estreñimiento o diarrea. También pueden presentarse problemas respiratorios como el asma. De hecho, la ira reprimida es una de las principales causas de la glaucoma. Algunos estudios han demostrado que los fumadores tienen mayor ira reprimida; que muchas personas que tienen dolores crónicos tienen también altos niveles de ira; y que algunos de los que se privan a sí mismos del sueño que necesitan, son personas iracundas. Inclusive, las personas iracundas sufren más accidentes. Aún cuando la causa de la enfermedad sea orgánica, la ira puede agravarla. Las enfermedades se hacen más serias en las personas debido al odio, los resentimientos, los temores y cuando ellas se niegan a perdonar.
La ira también causa problemas emocionales. La depresión por ejemplo, según Mortimer Ostow en su libro "The Psychology of Melancholy", "en todas sus fases tiene un componente de ira, visible o invisible, conciente o inconciente...dirigida a la persona que el individuo deprimido esperaba le diera amor pero le defraudó. "A veces en sus distintas fases la ira puede provocar el deseo de irritar, dañar o destruir; según la cantidad de dolor que esté sufriendo el paciente. A veces las personas iracundas dirigen su ira hacia sí mismos y llegan a suicidarse o a intentar hacerlo.
Dios nos ha dado nuestras emociones, las cuales podemos utilizar para el bien o para el mal. Él es el único que de verdad puede ayudarnos a lidiar con ellas. Él es nuestro punto de partida. En muchos casos, para erradicar la ira y ayudar de este modo el cuerpo a permanecer saludable, es necesario la ayuda de Dios. Y para poder disfrutar diariamente de la paz y el gozo, primero hay que hacer la paz con Dios, invitándole a habitar en el corazón por la fe y pidiéndole que le ayude a perdonar a las personas que le causaron ira. Si se establece una relación íntima con Jesús, él le ayudará a aprender cómo controlar la ira y le dará la fortaleza y la sabiduría para lidiar con ella.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4;8)

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